Las fiestas que salpican la geografía regional pueden presumir de haber instaurado -en algunas ocasiones con más fortuna que otras- extrañas competiciones que despiertan la curiosidad y el interés. Dentro de éstas, la subcategoría de los lanzamientos merece un aparte, debido sobre todo a la gran cantidad -y variedad- de objetos susceptibles de ser arrojados desafiando a la gravedad.
En Ceutí, sin ir más lejos, se han propuesto entrar en la pequeña historia de este tipo de eventos convocando el primer lanzamiento de ladrillo, que congregó a numerosos vecinos y curiosos ayer frente al restaurante El Mirador.
Y es que si se pueden lanzar huesos de oliva, azadones e incluso teléfonos móviles en desuso... ¿por qué no arrojar estas humildes piezas que al fin y al cabo acaban dándonos techo y cobijo? No había ninguna intención reivindicativa contra el ladrillo como negocio en las intenciones de los organizadores, la peña La Tía Borracha, sino más bien ganas de pasarlo bien y llenar el primer gran domingo de fiestas tras la misa al patrón con la rondalla y antes de otro concurso de singulares características, como es el de estatuas humanas.
Y allí se plantaron los valientes lanzadores, agrupados en dos grupos -uno de ellos específico para los jóvenes de entre 16 y 18 años- y a lo largo de una tarde divertida pero no exenta de emoción, competencia e incluso riesgo hicieron volar los ladrillos del nueve -cortesía de la firma Construcciones El Ranas- para hacerse con los premios.
Las fiestas continúan hoy con los talleres infantiles matinales en la plaza José Virgili. Ya por la noche, tendrá lugar el concurso de disfraces infantil y un emocionante campeonato de futbolín con un borrego como gran premio.
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