En el Alboroque Digital tenemos el placer a partir de hoy de contar con un nuevo colaborador del mismo. Se trata de Carlos Gargallo Martínez, gran Poeta murciano y Vocal de Cultura de la Peña Huertana "El Tablacho" de Murcia.
Carlos es un gran amigo de quien ésto escribe, tanto él como el resto de miembros de esta Peña Huertana me abrieron sus puertas hace ya casi diez años y desde entonces tengo el gusto de asistir y presentar cada año la Entrega de Tablachos de Oro y Plata que es el acto que suele cerrar las semanas culturales de esta peña enclavada en el barrio mas típico de Murcia como es el Carmen.
Carlos Gargallo es además y por encima de todo un poeta autodidacta que bebe de las fuentes múltiples de la poesía. Ha publicado en distintas revistas literarias, habiendo ofrecido recitales en toda la región y ciudades limítrofes a la misma. En abril de 2006, gana el 2º premio nacional de poesía Ayuntamiento de Totana (Murcia), y más recientemente el 1er. Premio al mejor soneto organizado por la asociación cultural Cuadernos Monroy y el Ayuntamiento de la ciudad de Cartagena.
Actualmente dispone de un Blog que os invito a visitar: http://hablando-abonico.blogspot.com/
Pues bien, a partir de hoy como digo, contaremos en El Alboroque Digital con el lujo de sus aportaciones literarias y costumbristas murcianas. Solo me queda agradecer a Carlos su gran predisposición desde el mismo momento en que le solicite el colaborar en este Diario Digital.
Bienvenido Carlos, esta es tu casa.
La Dirección de El Alboroque Digital
LAS CAMPANAS DE AUROROS.- Hermandades murcianas y de la Huerta
Texto de Carlos Gargallo, Poeta Murciano y Vocal de Cultura de la Peña Huertana "El Tablacho"
La primera salve que cantan
a la Virgen la dedican,
y luego van por las calles,
con más silencio que en misa,
rezando y cantando salves
hasta que amanece el día;
luego en la misa del alba,
se canta de despedida;
y en la puerta de la iglesia,
cuando se acaba la misa,
roncos los pobres auroros,
rompen alegres las filas
JOSE MARTINEZ TORNEL
a la Virgen la dedican,
y luego van por las calles,
con más silencio que en misa,
rezando y cantando salves
hasta que amanece el día;
luego en la misa del alba,
se canta de despedida;
y en la puerta de la iglesia,
cuando se acaba la misa,
roncos los pobres auroros,
rompen alegres las filas
JOSE MARTINEZ TORNEL
Las Hermandades de Auroros, también llamadas "Campanas" -nombre que toman del instrumento que marca el ritmo, la entrada y la salida de los cantos- se remontan a principios del medievo, al ser unos coros que actuaban en las celebraciones religiosas, formalizando su actividad hacia los siglos XVI y XVII en forma de Hermandades, muchas de ellas bajo la advocación de la Santísima Virgen María, cuya imagen de Nuestra Señora de la Aurora sacaban en procesión de la iglesia de Santo Domingo -de ahí su nombre- restableciendo la "despierta de la Aurora" desde el 17 de Agosto de 1719, al saludo de ¡Salve regina mater!, con alguna en la Ciudad y proliferando en las Pedanías y Partidos de la Huerta que, al principio, elevó bastante su número pero que la marcha de los tiempos las ha hecho disminuir grandemente.
En algunos casos están ligadas a Cofradías, aunque funcionan con plena autonomía; se rigen por sus Constituciones, las cuales se han reformado con relativa frecuencia en los Cabildos, presididos muchas veces por un sacerdote, reuniéndose en la Sacristía en Enero o Febrero anualmente, rindiendo cuentas el Hermano Mayor (cuya elección es en "votada" secreta) y nombrándose en ellos a los Mayordomos; también hay unos miembros, llamados dispertaores que tienen el encargo de despertar a los hermanos, rigiéndose, antiguamente, por un reloj de cuco.
Entre los animeros el que dirige o el que lleva la batuta tácitamente en el coro, no se llama director, sino antiguo; y este antiguo tiene una especie de vice, al que se llama segundo y que por su nombre se comprende cual ha de ser su misión dentro del círculo de los auroros.
Los superiores no cantan; su encargo no es solo dirigir, pues deben vigilar y ordenar a los dispertaores, nombre con que son distinguidos los demás hermanos, que alternan en la obligación de despertarse mutuamente, cosa que comienza a las once de la noche y a las doce ya deben estar todos en pie, puesto que a esa hora en punto débese empezar a cantar. Son considerados como hermanos, con todos los derechos, aunque se les libera de la obligación de servir como Mayordomos.
Aquellos hermanos que pagaban una cuota anual en las Campanas de Auroros eran conocidos con el nombre de tarjas, nombre que se da a quienes no forman parte del coro y, por lo tanto, carecen de la obligación de seguirlo, si bien conservan los restantes deberes y
derechos de todo asociado.
Las "Campanas" forman en corros, clasificados sus componentes según sus voces, siendo el "tronco" la parte del coro que lleva la melodía, mientras que las "cuerdas" o "voces" interpretan los acordes, contrapuntos y armonías, todo ello bajo el rítmico y acompasado son que les marca la campana, luciéndose los que tienen buena voz, habiendo algunos pianísimos que se hacen a boca cerrada o apenas entreabierta para reducir la intensidad del sonido.
Son melodías sencillas, con cierto sabor morisco, cosa que se advierte cuando, después del primer período, cesa la campana que marca dos partes separadas por una gran pausa, y una sola voz -siempre tenor o contralto- entona una especie de "salutación" o "copla" en movimiento lento.
La Salve de la Aurora es un canto genuinamente murciano, cuyo sabor árabe indica la antigüedad de su procedencia, pues se cree es una tonadilla de principios del siglo XV, y presúmese que dicha composición fue hecha para que la cantaran los gremios en la noche de los sábados a la terminación de sus faenas, y en las madrugadas de los días festivos.
Se canta en compás anario, sin otro acompañamiento instrumental que la campana, la cual sirve también de indicador rítmico, y es a la vez la parte más importante y difícil del hermoso contrapunto. El coro es a tres voces, si bien suplen éstas por octavas en las cláusulas intermedias y finales, resultando seis voces; y como los cantores solo aprenden de oído la tonada, tienen que reunirse por cuerdas para oírse bien los de cada voz y aislarse de los demás, a fin de no desentonar y echar a perder el magnífico conjunto de la popular obra.
La Salve de Difuntos y la de la Aurora, solo se diferencian en la letra y en un aditamento que el uso de los cuadrilleros han introducido con cierto buen gusto casi al final del canto para producir alguna variedad; se suele decir más lento, imprimiendo así un aire de tristeza.
Antiguamente los cantores de la Aurora interpretaban la Salve en las puertas de las casas de los cofrades en las primeras horas de la noche de los sábados, o el domingo al terminar la Misa de alba en la Iglesia de San Francisco, que estuvo en el Plano de su nombre.
Lamentablemente, al no existir partituras, este tesoro musical de nuestro folclore religioso -con un repertorio bastante extenso de salves, coplas y misas- ha sido transmitido oralmente por lo que el paso del tiempo y el olvido lo ha hecho disminuir, habiendo desaparecido muchas composiciones de forma totalmente irrecuperables.
Su principal actividad coincide con festividades de la iglesia católica, dividiendo el año en ciclos litúrgicos. Así en Octubre, es el mes del Rosario; en Noviembre -o en los entierros de alguno de sus miembros- desgranan sus cantos en los Camposantos; antiguamente, y por el humilde estipendio de cinco céntimos, entonaba una salve de difuntos alrededor de cada sepultura la cuadrilla de cantaores de algunas feligresías. En Diciembre y primera semana de Enero el de adviento y, por último, el tiempo de Pasión, que es toda la Cuaresma
hasta el Domingo de Resurrección.
En este último ciclo, en la tarde de Jueves Santo, diversas Campanas de Auroros se dan cita en la Plaza de San Agustín, cantando en el jardín central, ante la Iglesia de Jesús, de la cual saldrá al día siguiente la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la procesión de los "Salzillos×"
En Navidad, tiempo de gozo y alegría, las "Campanas de Auroros" se unen a otros grupos que llevan instrumentos musicales de cuerda y los tradicionales navideños, tales como panderetas, zambombas, postizas, amen de otros tan huertanos como castañetas, carrasquillas y la botella de anís, vacía, sobre cuyos resaltes rascan con una cuchara.
Cantan alegres "aguilandos" o, si en la casa que visitan, hay luto reciente o "fresco", rezan y cantan la Salve, pues los "Auroros" cantan rezando, o rezan cantando. Normalmente llevan un farol encendido al frente en sus salidas nocturnas; de día, algunas lucen su estandarte. En las frías noches invernales, se hace un alto en alguna casa particular o taberna, donde consumen "la ración", consistente individualmente en un vaso de vino y "torraos".
LOS AUROROS (*)
Suena campana, suena,
dale al badajo
que cantan las voces, serias
por su trabajo,
incensando a Jesús
las "Campanas de Auroros"
en Jueves Santo.
Suena campana, suena,
dale al badajo,
salmodian su canto
arriba, abajo,
lo mismo por la senda,
el carril, la vereda,
junto al merancho...
Enero 2008
Carlos Gargallo / Vocal de cultura Peña huertana el Tablacho y Poeta.
Bibliografía relacionada con el texto:
- 12 MURCIANOS IMPORTANTES. Rodolfo Carles. 1878
- ESCENAS MURCIANAS. Andrés Blanco y García. 1894
- PASIONARIA MURCIANA. Pedro Díaz Cassou.1897
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