
LA HUERTA. Se ha dicho que para conocer Murcia es necesario conocer su Huerta, ya que es difícil entender una sin la otra. Extendida por toda la Vega Media del Segura, ocupa la llanura en declive entre dos cadenas montañosas paralelas por las que discurre el río Segura en su marcha hacia el mar.Los árabes concibieron un sistema de riegos completo y transformaron en regadío estas fértiles tierras de la llanura. La Contraparada, de origen romano y perfeccionada por los árabes, es el punto de partida de un sabio aprovechamiento de las aguas que hace que éstas se introduzcan en la Vega para que, mediante multitud de acequias que se ramifican, puedan llegar hasta puntos muy distantes de ambas márgenes del río, propiciando desde hace siglos el cultivo de frutales, cítricos y hortalizas. Las llamadas aguas vivas, procedentes del río, se partieron con un azud o dique de contención (llamado Contraparada desde el siglo XVIII). Situado en el centro de su cauce, provoca la elevación del nivel de las aguas para que éstas puedan ser encauzadas y distribuidas por dos acequias mayores, que discurren por ambas riberas del Segura, llamadas de Alquibla y de Aljufía.Desde ellas, el agua pasa a otras de menor caudal (acequias menores), de las que salta a los brazales, y de éstos a las regaderas, que introducen el agua directamente en las tierras de labor. La Contraparada es el primer lugar de visita para quien desee introducirse en el conocimiento de la Huerta de Murcia. Este sistema de reparto de aguas se complementa con el de recogida de las sobrantes - aguas muertas - mediante los escorredores que desembocan en las azarbetas, y éstos a su vez en los azarbes o ladronas, con lo que el agua vuelve a ser reutilizada.Muy cerca de la Contraparada se encuentra la Rueda de la Ñora, ingenio hidráulico movido por la corriente cuyo fin es la elevación del agua para los regadíos. Esta noria está emparentada con la Rueda de Alcantarilla, también muy cerca de Murcia, construida en el siglo XIV. A su lado está el Museo de la Huerta, situado en un huerto de limoneros. En él se puede conocer de primera mano la Barraca, vivienda tradicional de la Huerta y núcleo de la vida familiar y laboral de los huertanos. Docenas de barracas se alzan en la ciudad durante las fiestas de primavera (Bando de la Huerta).Este genial y a la vez curioso sistema de regadíos ha alcanzado una merecida fama, hasta el punto de que, en muchas guías extranjeras, se le describe como lo más típico e importante de esta región. Y en cierto modo se puede afirmar que la historia de Murcia es la de su regadío. Su conservación y aprovechamiento corresponde conjuntamente al Ayuntamiento y a la Junta de Hacendados, por medio de la regulación establecida en las Ordenanzas de la Huerta.Desde el Castillo de Monteagudo o desde el Santuario de la Fuensanta, la fértil huerta ofrece en todas las tonalidades del verde una vista incomparable y de extraordinaria belleza. Pero también merece la pena ver la huerta desde dentro y contemplar el espectáculo para los sentidos que ofrecen los frutales y las flores. La huerta de Murcia es además folklore, gastronomía, fiestas, y tantas otras cosas... que le animamos a que venga a descubrirlas.Carlos Gargallo Martínez / Poeta