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viernes, 11 de abril de 2008

El Rincón de Pachi: "La Caja de Ahorros, préstamos y socorros de Archena"

Texto gentileza de Pachi Amorós, Archivera Municipal del Ayuntamiento de Archena.
En el año 2004 se conmemoró el centenario del establecimiento en Archena de una de las primeras Cajas de la Región, en realidad la segunda, tras la de Jumilla.
Esta caja era la primera entidad bancaria que existía en la localidad, en una época en la que el sistema crediticio estaba en manos de los prestamistas, que cobraban unos intereses totalmente abusivos. Los principales eran el Sr. Aznar, de Calasparra, Fontes (aunque posteriormente se fundó la Caja Fontes, importante institución declarada de beneficencia particular) y Wamba, de Murcia aunque residentes en Archena y un señor de Madrid, que concedía los créditos a mas largo plazo, porque cobraba los intereses sólo de temporada de baños a temporada.
Las Cajas de Ahorro estaban reguladas no como entidades financieras, sino de beneficencia, como quedaba expresamente recogido en la Instrucción de 30 de noviembre de 1833 y en Reales Ordenes posteriores de 1836 y 1859, y su finalidad primordial era proteger contra la contingencia, en una época en la que se acababan de derogar los gremios. La entidad de Archena como Caja de Ahorro constituía un punto de depósito de confianza para imponer pequeños capitales, mientras que como asociación para el socorro trataba de paliar situaciones causadas por calamidades públicas o desgracias personales.
Los promotores de esta brillante idea, cargada de un gran contenido social, fueron don José Banegas de Luna, y don Enrique Salas Casanova, padre del escultor y orfebre y un hombre de cierto nivel económico. El primero, secretario del ayuntamiento, intentó activar también el patrimonio que tenía la fundación para fomento de la enseñanza en el Valle de Ricote cuyo fundador había sido el licenciado López de Molina y Banegas, en el siglo XVIII y fue el que dio la base jurídica al proyecto redactando los estatutos.
En un especial del periódico La Verdad sobre Archena, editado con ocasión de las fiestas patronales de 1994, hay un artículo referente a este tema escrito por A. Bruján, que recoge los Estatutos de la Sociedad Benéfica Caja de Ahorros, Préstamos y Socorros de Archena. El artículo 1º define como objeto de la sociedad "el de unir fraternalmente a sus asociados; procurar su mejoramiento moral y material; habituarles a la mutua protección e inculcarles la virtud del ahorro, base de toda fortuna honrada, alivio en los azares de la vida y muerte del vicio en todas sus repugnantes formas". Como vemos un ideario lleno de valores morales alejado del carácter que tienen las Cajas de Ahorro de nuestros días, de entidades casi exclusivamente financieras (aunque manteniendo una obra social y cultural).
Los socios podían ser de tres clases: protectores, pensionistas o eventuales. Los primeros se obligaban a ingresar cien pesetas en cuatro plazos de 25 pesetas en el momento de la fundación de la sociedad. Los pensionistas debían ingresar una cantidad fija no inferior a 25 céntimos. Finalmente los eventuales eran los que solicitaban ingresar sus ahorros en cantidad variable y por un tiempo determinado. Los préstamos no podían superar las 250 pesetas al interés de un 5% si el plazo de devolución era superior al año o de un 1% si no excedía de noventa días.
Los beneficios que aportara la sociedad se dedicarían "a la construcción de un barrio obrero, compra de granos en la recolección, establecimiento de una cooperativa de artículos de consumo u otra cualquier industria de positivos resultados pecuniarios a la sociedad e indiscutibles beneficios a sus asociados".
Lamentablemente la Caja de Ahorros de Archena no debió tener muy larga vida puesto que en el análisis de las entidades de crédito y beneficencia que llevó a cabo don Mariano Ruíz Funes en 1916 (*), no la menciona. La primera entidad bancaria que se estableció en Archena fue el Banco Central, cuyo primer director fue don Antonio Salas, hombre de "reconocida competencia en estos asuntos, y que cuenta con la estimación y el aprecio de los vecinos", según rezaba el Heraldo de Murcia de 1926.
(*) Mariano RUIZ-FUNES GARCÍA: Derecho consuetudinario y economía popular de la provincia de Murcia. 1ª edición Madrid, 1916

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