Texto de Jose Antonio Marín Mateos, Cronista oficial de Ceutí.El “Diario de Murcia” en su edición del martes 18 de noviembre de 1902, se hacía eco de la conferencia pronunciada por D. Pedro Gil, cura párroco de Ceutí en el Circulo Católico de Obreros de Murcia. Abrió la sesión su presidente D. Mariano Palarea, haciendo la presentación del conferenciante; previo un breve elogio de sus trabajos literarios y relevantes aptitudes para las ciencias y la oratoria. Desarrolló el conferenciante admirablemente su tema “Relaciones entre las autoridades civil y eclesiástica”.
Vasto el asunto de suyo y expuesto en un discurso de hora y cuarto, no no es dado recordar las razones filosóficas que adujo para hacer ver el paralelismo en que deben actuar ambas potestades si se han de llegar a los fines de Dios en la creación del hombre; deduciendo a la vez el tener en cuenta la desigualdad de fines que persiguen el Estado Civil y la Iglesia, que, en caso de subordinación de un Estado a otro, más racional es que lo temporal se subordine a lo espiritual y que produce bienes de eterna duración.
Hizo ver, pero siempre con criterio y deducciones altamente filosóficas, la gran fuerza sociológica, la virtud y potencia agresiva de la doctrina moral de Jesucristo; frente a esas modernas teorías u prácticas gubernamentales, que más bien son fomento de desenfreno, de las disolventes tendencias que hoy se notan.
El conferenciante estuvo enérgico y elocuente al hablar de la inmoralidad de la nueva moral con que se va sustituyendo la moral purísima del cristianismo; lo que el hombre degrada esa nueva moral, no sólo en sus facultades anímicas, sino en su constitución física; por lo que van en decadencia las energías intelectuales, sino que también va degenerando y enraquiteciéndose el organismo material de la especie humana.
Los presentes, sentíamos íntimas y dulcísimas satisfacciones, oyendo la correcta elocuente y bien nutrida palabra del joven D. Pedro Gil, en el que, si satisface la forma de su estilo, placen más su fondo y el espiritualismo y sentimiento religioso de su oratoria; cualidades que, si bien son el alma de la oratoria sagrada, gustan mucho en un joven, como el conferenciante, cuyo espíritu, dado sus años, aún no está maduro para dar tan sabrosos frutos.
En resumen, el acto resultó hermoso; si bien no muy concurrido de las personas de mayor competencia para apreciar la galanura en la frase y el fondo de ideas con que nos deleitó el párroco de Ceutí; debido al tema que había de desarrollarse podía chocar con las miles de apreciaciones con que, por desgracia, se ve la cuestión sociológica y los diferentes medios y temperamentos con que se quieren resolver; y por ello el auditorio fue escaso.
Nuestra más completa enhorabuena a éste y a los señores que de él se han acordado para este acto, y concluimos diciendo a D. Pedro Gil, lo que otras veces, si bien no lo necesita, porque sabemos cual es su fin cuando habla: inmola Deo sacrificium laudis.
José Antonio Marín Mateos.
Cronista Oficial de Ceutí.
Vasto el asunto de suyo y expuesto en un discurso de hora y cuarto, no no es dado recordar las razones filosóficas que adujo para hacer ver el paralelismo en que deben actuar ambas potestades si se han de llegar a los fines de Dios en la creación del hombre; deduciendo a la vez el tener en cuenta la desigualdad de fines que persiguen el Estado Civil y la Iglesia, que, en caso de subordinación de un Estado a otro, más racional es que lo temporal se subordine a lo espiritual y que produce bienes de eterna duración.
Hizo ver, pero siempre con criterio y deducciones altamente filosóficas, la gran fuerza sociológica, la virtud y potencia agresiva de la doctrina moral de Jesucristo; frente a esas modernas teorías u prácticas gubernamentales, que más bien son fomento de desenfreno, de las disolventes tendencias que hoy se notan.
El conferenciante estuvo enérgico y elocuente al hablar de la inmoralidad de la nueva moral con que se va sustituyendo la moral purísima del cristianismo; lo que el hombre degrada esa nueva moral, no sólo en sus facultades anímicas, sino en su constitución física; por lo que van en decadencia las energías intelectuales, sino que también va degenerando y enraquiteciéndose el organismo material de la especie humana.
Los presentes, sentíamos íntimas y dulcísimas satisfacciones, oyendo la correcta elocuente y bien nutrida palabra del joven D. Pedro Gil, en el que, si satisface la forma de su estilo, placen más su fondo y el espiritualismo y sentimiento religioso de su oratoria; cualidades que, si bien son el alma de la oratoria sagrada, gustan mucho en un joven, como el conferenciante, cuyo espíritu, dado sus años, aún no está maduro para dar tan sabrosos frutos.
En resumen, el acto resultó hermoso; si bien no muy concurrido de las personas de mayor competencia para apreciar la galanura en la frase y el fondo de ideas con que nos deleitó el párroco de Ceutí; debido al tema que había de desarrollarse podía chocar con las miles de apreciaciones con que, por desgracia, se ve la cuestión sociológica y los diferentes medios y temperamentos con que se quieren resolver; y por ello el auditorio fue escaso.
Nuestra más completa enhorabuena a éste y a los señores que de él se han acordado para este acto, y concluimos diciendo a D. Pedro Gil, lo que otras veces, si bien no lo necesita, porque sabemos cual es su fin cuando habla: inmola Deo sacrificium laudis.
José Antonio Marín Mateos.
Cronista Oficial de Ceutí.
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