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viernes, 24 de octubre de 2008

La voz silenciosa: "Mira que somos tercos"

Texto gentileza de José Francisco Díaz Salado para el Alboroque Digital.
Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones. Y mira que somos tercos. Nos escondemos casi cuando nos equivocamos. Y sin embargo, es totalmente necesario caer en errores, porque de los errores siempre se aprende, no así de los aciertos pues de éstos solo nos vanagloriamos.
Pero lo que sí es cierto es que si no nos arriesgamos es fácil que no nos equivoquemos, claro que si no nos arriesgamos, tampoco podremos acertar y entonces no sabremos qué habría pasado si…
Y mirándolo bien, eso es triste. Porque pasar por la vida habiendo hecho sólo lo justo por miedo o por falta de decisión… Que no quiere decir que hay gente demasiado impulsiva, demasiado visceral. Pero hay otra que se mueve a impulsos del corazón y también es impulsiva. Quizá haya una pequeña diferencia, en un caso lo hacemos más razonadamente y a sabiendas de que nos vamos a dar un batacazo, el corazón nos avisa siempre. Y cuando lo hacemos a golpe de estómago o de testosterona… vamos de hueves que se llama vulgarmente, en ese caso nos saldrá bien o mal, pero vamos a ciegas. Es la típica arrancada del caballo, noble bruto, que va hacia delante porque no sabe ir hacia atrás.
Nosotros sí sabemos y quizá es bueno, pensar un poco en qué paso vamos a dar. Sopesar los pros y los contras y si la cosa anda igualada, arriesgarnos, ¿no? Pero hay que hacerlo, que muchos trenes sólo pasan una vez en la vida y no sólo es la escasez de viajes que nos ofrecen, sino que si no aceptamos subirnos, hay otro detrás y lo toma.
El mundo está lleno de “si hubiera hecho…” y de “no debía haber hecho…”, pero al fin y al cabo, eso es la vida.
Lo que importa es que lleguemos al final del recorrido y pongamos en cada lado de la balanza los aciertos y los errores. Si el fiel está en el centro, nos podemos dar con un canto en los dientes.
Pero, eso sí, con la conciencia limpia de haber hecho las cosas con buena intención. La mala baba es otra cosa. Para eso no necesitamos razonar, pero qué casualidad casi siempre acertamos… en hacer mal a alguien, el primero nosotros mismos.
SED FELICES.

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