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viernes, 31 de octubre de 2008

La Voz Silenciosa:"¿Cuántas cosas somos capaces de hacer a la vez?"

"La Voz Silenciosa" es una colaboración de José Francisco Díaz Salado para el Alboroque Digital
Sí, así de sencillo. Se cuestiona si somos capaces de hacer al mismo tiempo, a la misma vez, para ser más concretos. Dicen que la mujer sí puede y el hombre no. Yo no creo que todo sea en esta vida una regla exacta. Deben existir las excepciones.
Y también los frescos. Sí, es más fácil decir que no se es capaz de hacer café y vigilar las tostadas, sin que el café se salga ni las tostadas se quemen, que intentarlo. ¿Y si lo hacemos y entonces nos quedamos con el encargo de fijo? Ah, amigo, eso es lo que no queremos.
No planchamos porque estropeamos la ropa o la quemamos. No fregamos porque se nos rompen los platos. No barremos porque… Venga ya. Eso son cuentos. Y el primero que los lleva a efecto soy yo, que no me quiero quedar fuera. Además, si mi santa me está escuchando, cosa más que probable, cuando vuelva a casa me la he cargado.
Pero, en serio, la mujer se ha visto desde siempre abocada a no tener más narices que llevar un montón de tareas, compaginando unas con otras. Corriendo de un sitio a otro.... La limpieza de la casa, la ropa, la plancha, la comida, los niños. Y vuelta a empezar. Que mira que es cansado. Pero no es lo malo lo cansando que sea, sino lo repetitivo que resulta.
Y nosotros siempre decimos: Ya, pero no tienes que madrugar. ¿Que no? ¿Y quién prepara el desayuno y lleva a los niños hasta el cole o hasta la parada del autobús? Haga frío o calor. Con ganas o sin ellas. Mala o sana. Es igual. Siempre ha sido la que ha cargado con lo pesado, farragoso y cansado. Es decir, lo llamado labores del hogar.
Y además, sin el aliciente, de ir después a tomar un café con los amigachos. O una cerveza al salir del curro.
Ahora ya no es así. Gracias a Dios. Ahora, la mujer trabaja, comparte con el marido. Y hay que decir que también el marido comparte con la mujer. Y poco a poco se va erradicando el sentimiento machista real. El que lleva a que la gandulería del uno provoca la sobrecarga de trabajo en la otra.
Hablo del cambio con todo el cariño del mundo. Aunque mi esposa me achaca que soy un machista, yo he comprobado que “machista a tope” sí que conozco muchos aún, pero, como siempre, es lo que se consiente. Yo quiero seguir, si me queda tiempo, intentando hacer tres cosas a la vez, que dos sé que soy capaz.
A ver si al mismo tiempo, consigo que me reconozcan que no soy tan gandul como me quieren hacer parecer algunas veces, esto dicho en tono de guasa. Que las mujeres reconocen siempre el esfuerzo que haces. Que tal y como están los tiempos, lo que hay que llegar y se está consiguiendo, es al “unisex”, es decir, la “mujer mujer” con su parte de “hombre” a pleno rendimiento. Y el “hombre hombre” con su fuerza y esa sensibilidad que lleva escondida, lanzada al exterior para demostrar que se puede seguir siendo hombre y mujer, haciendo cosas que siempre se han atribuido al sexo contrario. Es decir, el hombre en tareas del hogar y cuidado de niños. Y la mujer trabajando y realizándose, porque es capaz de muchas, muchísimas cosas.
Y encima, es el verdadero sexo fuerte. ¿Qué no? Yo no me jugaría ni un euro apostando lo contrario.
SED FELICES.

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