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sábado, 3 de enero de 2009

La Voz Silenciosa: "Personas importantes"

Texto gentileza de José Francisco Díaz Salado para el Alboroque Digital
Me gustaría aclarar lo de personas importantes. Las hay que lo son, porque sí y las hay que cree que lo son, por tontería. Suya claro.
De los primeros muchos y anónimos, incluso reconocidos luego de dejar esta vida, pero que han hecho algo por los demás o para los demás.
También esos que de forma anónima se dedican a ofrecer el tiempo que les queda libre a los necesitados o a obras que no tienen publicidad, pero que hacen falta en esta sociedad en que vivimos. O los que tienen que dedicar el tiempo que les queda libre y el que le quitan al descanso porque tienen a su cargo algún familiar impedido que necesita de su atención y su cariño.
Esos son importantes. Son necesarios en nuestra sociedad y en el mundo entero.
Luego están los importantes tontos, los que presumen de sus coches, de sus casas, de sus posesiones, de sus joyas, de sus gimnasios, en fin de todos sus. Y he dicho los que presumen, no los que los tienen, que de esos hay muchos que se lo han ganado muy honradamente y tienen derecho. Y si no lo quieren compartir son muy dueños que a eso nadie obliga. La conciencia y poco más. Pedir sí, pero exigir no se puede. Pero son importantes sin vanagloriarse de ello y tratan a sus empleados con justicia, les pagan lo que marca la Ley e incluso tienen algún detalle con ellos. Más o menos, eso depende de cómo le hayan ido las cosas. Algunos ni eso, pero qué le vamos a hacer.
El caso es que esa era la vara que medía la importancia. Eso y la centralita en la oficina con varias líneas y un teléfono en cada habitación en la casa.
Pero ahora a todo eso hay que sumar otro modo de ser importante: El móvil. Quien más quien menos tiene uno. Por oferta, por compra, por regalo. Con precontrato, con pago por factura. Con un operador u otro o cambiando para ir consiguiendo terminales nuevos gratis. En fin, inmerso en la vorágine de los móviles. Algo impensable no hace muchos años. Si no estabas en casa cuando te llamaban, todo quedaba en suposiciones de en qué lugar podías estar y mucho menos saber cuándo volverías. Un recado, un postist y punto. Aunque si era en casa igual la mujer o los hijos, no se acordaban y sólo cuando sonaba el teléfono, se echaban manos a la cabeza y decían: “Anda. Te ha llamado fulano. Pero se me ha pasado decírtelo”. Y ya está.
Ahora no. Ahora la persona importante se mide también no por el número de móviles que tiene (que puede oscilar como mínimo en 4) sino por cuántos no atiende. Si tiene que atender como mínimo uno, el del trabajo, es que no es tan importante. Pero amigo, si se puede permitir no atender a ninguno y ni siquiera tener que llamar después, ese es IMPORTANTE.
Pero para mí es un Gili, porque no hay derecho. Si supiera los cabreos que agarramos los que necesitamos algo de alguien y no le da la gana de descolgar, se lo pensaría dos veces. Ah, y si encima tiene eso tan típico que dice: “Este es el contestador automático del número tal y tal y tal. Deje su mensaje y si se equivoca pulse almohadilla”. Mira, te pulsaba yo sobre la nuez, porque el establecimiento de llamada y la primera fracción ya no me la quita nadie de la factura. Así que señor IMPORTANTE, sea un poco más humano y conteste por favor. La próxima vez dejaré un mensaje que diga: “Soy el llamador automático de tal y tal y tal. Y tú eres un imbécil”.
SED FELICES

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