Ramón U.S., al que se juzga desde hoy en la Audiencia Provincial de Murcia ante un jurado popular por la muerte de un joven hace ahora dos años, dijo durante su declaración que no recuerda lo que ocurrió, porque iba drogado, pero que está arrepentido.
El acusado, que tenía 20 años de edad cuando se produjeron los hechos en la puerta de un bar ubicado en Lorquí (Murcia), declaró también que acudió al establecimiento sin la navaja con la que se ocasionaron las dos heridas mortales que acabaron con la vida de J.C.C., que tenía entonces 19 años de edad.
"Sólo recuerdo, comentó el acusado, que salí a la calle porque me habían dicho que estaban pegando a un amigo mío y que cuando intenté separarlos me dieron un golpe y caí al suelo".
Ramón U.S. señaló también que la noche en que se produjo el crimen "había consumido cocaína y una gran cantidad de alcohol y no sabía lo que hacía".
Los guardias civiles que realizaron la investigación aseguraron que cuando el joven se presentó con su abogado en el cuartel de la Benemérita de Molina de Segura horas después de los hechos no presentaba síntomas de estar drogado o de ir bebido.
La vista oral, que está presidida por el magistrado Juan del Olmo, continuará mañana con la declaración de más testigos y con la práctica de la prueba pericial.
El fiscal acusa al procesado de un delito de homicidio y pide para él una condena de quince años de prisión, mientras que la acusación particular, ejercida por los padres y los hermanos de la víctima, considera que los hechos constituyen un delito de asesinato.
Para esta acusación, el imputado actuó con alevosía, porque el fallecido no tuvo la menor posibilidad de defenderse, y con ensañamiento, al asestarle dos navajazos que acabaron con su vida al afectarle uno de ellos al hígado y otro al corazón.
Por su parte, la defensa rechazó la alevosía y el ensañamiento y señaló que la responsabilidad de su defendido estaba atenuada por haber obrado por arrebato u obcecación y bajo los efectos de la droga y del alcohol. EFE
El acusado, que tenía 20 años de edad cuando se produjeron los hechos en la puerta de un bar ubicado en Lorquí (Murcia), declaró también que acudió al establecimiento sin la navaja con la que se ocasionaron las dos heridas mortales que acabaron con la vida de J.C.C., que tenía entonces 19 años de edad.
"Sólo recuerdo, comentó el acusado, que salí a la calle porque me habían dicho que estaban pegando a un amigo mío y que cuando intenté separarlos me dieron un golpe y caí al suelo".
Ramón U.S. señaló también que la noche en que se produjo el crimen "había consumido cocaína y una gran cantidad de alcohol y no sabía lo que hacía".
Los guardias civiles que realizaron la investigación aseguraron que cuando el joven se presentó con su abogado en el cuartel de la Benemérita de Molina de Segura horas después de los hechos no presentaba síntomas de estar drogado o de ir bebido.
La vista oral, que está presidida por el magistrado Juan del Olmo, continuará mañana con la declaración de más testigos y con la práctica de la prueba pericial.
El fiscal acusa al procesado de un delito de homicidio y pide para él una condena de quince años de prisión, mientras que la acusación particular, ejercida por los padres y los hermanos de la víctima, considera que los hechos constituyen un delito de asesinato.
Para esta acusación, el imputado actuó con alevosía, porque el fallecido no tuvo la menor posibilidad de defenderse, y con ensañamiento, al asestarle dos navajazos que acabaron con su vida al afectarle uno de ellos al hígado y otro al corazón.
Por su parte, la defensa rechazó la alevosía y el ensañamiento y señaló que la responsabilidad de su defendido estaba atenuada por haber obrado por arrebato u obcecación y bajo los efectos de la droga y del alcohol. EFE
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