Fuente: La Verdad
Un niño de la pedanía alguaceña de El Paraje vio al novio arrojar el coche e indicó el lugar exacto del suceso.
Encarna, una profesora de Molina, logró salvarse abriendo a golpes un asiento desde el maletero donde la metió su novio
Julián, el ciudadano rumano detenido por intentar asesinar a su novia arrojándola al río Segura, a su paso por Alguazas, en el interior de su maletero, ha ingresado esta tarde en prisión tras conocerse el auto dictado por el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Molina. El imputado ha defendido su inocencia en las pocas palabras que ha pronunciado ante los medios de comunicación a su llegada a los juzgados de Molina de Segura. Ha asegurado que solo había querido «llevársela a su padre» y que la mujer nunca viajó en el maletero del coche, sino en el asiento del copiloto. Como curiosidad, el acusado lucía a su llegada a los juzgados una camiseta con la inscripción 'Amor y punto'.
«Yo no quería matarla». El ciudadano rumano acusado de propinar este martes una paliza a su novia y arrojarla luego al Río Segura en el maletero de un BMW defendió ayer su inocencia en las pocas palabras que pronunció ante los medios de comunicación a su llegada a los juzgados de Molina. El acusado aseguró que solo había querido «llevársela a su padre» y que la mujer nunca viajó en el maletero del coche, sino en el asiento del copiloto. Su explicación, sin embargo, no llegó a convencer al titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Molina, que tras escuchar su declaración y la de la víctima decretó su ingreso en prisión provisional.
Una escapada milagrosa
Encarna se dijo a sí misma que no iba a morir, no de esa manera, y puso toda su fuerza en el primer golpe. La emprendió a patadas por la vida. Esta vecina de Molina, treintañera y ligada familiarmente a la pedanía alguaceña de El Paraje, recibió este martes una paliza presuntamente a manos de su novio, que más tarde -creyéndola muerta- la encerró en el maletero de un BMW para lanzarla al cauce del Río Segura, en una zona de cañas de la citada pedanía. La mujer, a la que cubrió con una especie de lona de plástico, logró zafarse, tras caer el coche al agua, golpeando con las piernas uno de los asientos traseros. Más tarde, rompiendo un cristal del automóvil, abandonó su cautiverio y escaló la ribera del río. Había salvado la vida.
Los vecinos de El Paraje destacaban ayer el valor de esta mujer, profesora de primaria en la localidad albaceteña de Yeste. Encarna conoció al que hasta el martes era su novio hace cerca de dos años. Julián, de nacionalidad rumana, era, al parecer, hermano de una chica que trabajó hace tiempo en el bar que el hermano de la víctima regenta en el centro social de la pedanía. Allí surgió una relación que les llevó a compartir una vivienda en el barrio de San Antonio de Molina. No tenían hijos. El detenido tenía un taller de reparación de automóviles en Alguazas y, en ocasiones, ayudaba al hermano de Encarna en el citado establecimiento. «Hace nada en las fiestas estuvo por aquí ayudándoles en el bar», comentaban algunos vecinos, sin dar aún crédito a lo ocurrido.
Con apenas 400 habitantes, en El Paraje no hay hueco para los secretos. Según explicaban ayer algunos residentes, era habitual ver a la pareja por la zona donde cayó el automóvil porque los padres de ella tiene una caseta de campo apenas a 100 metros de allí. La familia evitó ayer hacer declaraciones sobre lo ocurrido. «No estamos en condiciones», explicaron amablemente.
Julián, el presunto autor de este intento de homicidio, fue interrogado ayer por la Guardia Civil, al igual que la propia víctima. En la noche del martes, él mismo reconoció en su llamada al Centro de Coordinación de Emergencias que había acabado -eso creía- con la vida de su novia y la había arrojado en el el coche al río. Al parecer, minutos antes había telefoneado al padre de Encarna -un pintor al que se le conoce como 'El Kaiser'- para alertarle también de lo que había hecho.
Su llamada despertó todas las alertas. Conocer el lugar exacto donde había arrojado el coche era crucial para salvar la vida de la mujer. Cada segundo contaba. Y en ese clima de tensión apareció un niño de 13 años, vecino de El Paraje, que aseguró haber sido testigo de cómo el detenido arrojaba el automóvil e indicó el túnel que se había abierto entre las cañas.
«Un vecino escuchó también un salto al caer el coche al agua, pero éste se había desplazado como unos 400 metros», relató ayer Antonio García, vecino de la pedanía. Según explicaron algunos residentes, no era la primera vez que un coche se precipitaba a las aguas del Segura en esta zona, pero en los otros casos siempre se había debido a accidentes por exceso de velocidad. «Pensamos que había pasado algo así, pero luego ya empezamos a escuchar cosas», relata otro vecino. «Al parecer, la Policía Local ya había tenido que ir horas antes a su casa por una pelea».
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