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lunes, 25 de junio de 2007

El Ratico de Mariano: "Alfonsico y la tortilla"

Fiel a su cita en este Blog y siendo un colaborador al que él sabe yo aprecio muchisimo como persona y como amigo, aquí os dejo otro trocito del programa de radio "El Ratico de Mariano" que nuestro conocido Mariano "el de la librería" realiza en Cadena Elite Archena todos los sábados a las 12 del medio día. En esta ocasión es una divertida historia que él titula "Alfonsico... y la tortilla".

EL RATICO DE MARIANO: "ALFONSICO... Y LA TORTILLA" (Por Pedro Mariano Crevillén)
Conocer a una persona no es labor sencilla, pues cada uno tiene sus ideas, sus gustos, sus gestos..., pero conocer la gastronomía es muy fácil, pues después de alternar durante años uno se da cuenta que a mi querido amigo Alfonso lo que le encanta es la tortilla, con patatas y huevos, la verdadera, esa que llaman "la española" y que tiene tanto admirador.
De seguro que ustedes, amables lectores se preguntarán qué puede motivar escribir todo este preámbulo, para decir sencillamente que a mi buen amigo le gusta la tortilla, al igual que a casi todo el mundo.
Bueno, pues aquí viene la historia: Por mediación del ISSORM nos concentramos en el Albujón (Cartagena) unos dos mil pensionistas de toda la provincia; el Hogar de Archena fletó dos autocares para desplazarnos hasta allí. La tarde fue muy interesante, la convivencia extraordinaria, una buena orquestina o grupo musical animó y a continuación una rondalla nos deleitó.
Se anunció que se iba a ofrecer un pequeño refrigerio y allí se armó la de San Quintín. Dos mil personas incontroladas se lanzaron a obtener algún alimento, unos salían de las terrazas... y después de una hora mi buen amigo Alfonso no había podido obtener ese trozo de tortilla que divisaba en la lejanía, así que volvió al autocar completamente descorazonado.
El final de esta historia es completamente divertido....., cuando la mayoría de los asistentes nos encontrábamos en los autocares, los camareros servían raciones de tortilla a los que se habían retrasado. Nuestro autocar se encontraba frente a las cocinas y para dolor de mi querido amigo, allí se encontraban preparadas para servir bastantes tortillas.
Como toda historia se dice que lo que termina bien no es por casualidad, así que el día siguiente mi buen amigo y un servidor nos desplazamos a un bar local y despachamos dos raciones de tortilla que nos hizo olvidar la amargura de la tarde anterior.
Nota: Texto de Pedro Mariano Crevillén, extraído de la revista "El Veterano".

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