Algunas cosas puedo asumirlas, aunque no entenderlas. Tolerarlas pero no quitarles importancia. No entiendo la violencia doméstica, no entiendo la violencia contra seres inocentes ni contra animales. No entiendo la intolerancia con los ancianos o con los niños, unos porque no saben y otros porque se han vuelto niños y saben menos que cuando tenían esa edad.
No entiendo el que una persona se ría de otra por que la considere inferior en conocimientos o físicamente, ni que se vuelva contra sus padres que han dado la vida por ellos, ni que algunos padres consideren que serlo les da derecho a abusar y ningunear a sus hijos.
Tampoco comprendo los desastres naturales. Los creyentes los achacan a castigos de Dios y los que no lo son lo atribuyen a venganza del medio natural que se vuelve contra quien lo maltrata.
No entiendo el que una persona se ría de otra por que la considere inferior en conocimientos o físicamente, ni que se vuelva contra sus padres que han dado la vida por ellos, ni que algunos padres consideren que serlo les da derecho a abusar y ningunear a sus hijos.
Tampoco comprendo los desastres naturales. Los creyentes los achacan a castigos de Dios y los que no lo son lo atribuyen a venganza del medio natural que se vuelve contra quien lo maltrata.
A pesar de eso venga de uno u otro sitio, el caso es que hay siempre personas por medio que dejan esta vida para siempre y la desolación y el desastre para los que siguen vivos.
Ya empiezo a entender menos el ser que hace daño porque es, según los especialistas, su forma de ser. Es así y lo que hay que hacer es, si no se puede corregir su conducta, apartarlo de los demás porque supone un peligro.
Eso no se cumple, porque hay otros seres humanos que deben estar por encima de los que sufren y que administran la Justicia, que debe ser sagrada, a su antojo y manera y sin que nadie los corrija más que con un torpe pescozón, que no les supone nada.
Conductores que se dedican a hacer el imbécil por las carreteras, pensando en que si los denuncian y multan, es un aperitivo para ellos y que si les quitan puntos, siempre habrá algún necesitado que se los venderá y a él eso le resulta hasta divertido. Y si causan muertos, como normalmente llevan los buenos coches, los más potentes y los más protegidos, la mayoría de las veces quienes pagan las consecuencias son los otros, los que circulan con total respeto a las normas impuestas.
Pues de todo eso, se puede entender, tolerar, comprender, perdonar incluso.
Pero lo que de ninguna forma soporto, ni perdono, ni tolero es que unos animales disfrazados de personas en aras de un pensamiento independentista y nacionalista. En una lucha, según ellos, porque una lucha es entre dos y aquí solo hay unos que atacan y otros que no tienen ni idea en muchos casos de qué va el rollo.
Y quedan en el camino militares, niños, personas inocentes siempre y en todos los casos. Y ellos en lugar de estar en un zoológico para que les tiren como mucho cacahuetes, siguen diciendo que son políticos, que son luchadores por la libertad. Prefiero no decir todo lo claro que querría lo que pienso por respeto a los lectores que no tienen la culpa.
Y quiero dejar claro lo que pienso. Hay jóvenes con el kale borroka, que luego pasan a ser etarras en todo su esplendor asesino. Pero también hay quienes simpatizan con ellos y ayudan dentro de sus posibilidades, pero eso sí, sin mancharse las manos de sangre. Y luego otros que saben dónde están, quienes son, pero “no quieren meterse en líos”. Pues anda y que os den a todos por donde menos os guste. Y ojalá no haya ni humano ni divino que os perdone jamás lo que hacéis. No hay derecho. Sois simplemente unos asesinos, animales y salvajes. Mi deseo para todos menos para ellos.
SED FELICES.
Ya empiezo a entender menos el ser que hace daño porque es, según los especialistas, su forma de ser. Es así y lo que hay que hacer es, si no se puede corregir su conducta, apartarlo de los demás porque supone un peligro.
Eso no se cumple, porque hay otros seres humanos que deben estar por encima de los que sufren y que administran la Justicia, que debe ser sagrada, a su antojo y manera y sin que nadie los corrija más que con un torpe pescozón, que no les supone nada.
Conductores que se dedican a hacer el imbécil por las carreteras, pensando en que si los denuncian y multan, es un aperitivo para ellos y que si les quitan puntos, siempre habrá algún necesitado que se los venderá y a él eso le resulta hasta divertido. Y si causan muertos, como normalmente llevan los buenos coches, los más potentes y los más protegidos, la mayoría de las veces quienes pagan las consecuencias son los otros, los que circulan con total respeto a las normas impuestas.
Pues de todo eso, se puede entender, tolerar, comprender, perdonar incluso.
Pero lo que de ninguna forma soporto, ni perdono, ni tolero es que unos animales disfrazados de personas en aras de un pensamiento independentista y nacionalista. En una lucha, según ellos, porque una lucha es entre dos y aquí solo hay unos que atacan y otros que no tienen ni idea en muchos casos de qué va el rollo.
Y quedan en el camino militares, niños, personas inocentes siempre y en todos los casos. Y ellos en lugar de estar en un zoológico para que les tiren como mucho cacahuetes, siguen diciendo que son políticos, que son luchadores por la libertad. Prefiero no decir todo lo claro que querría lo que pienso por respeto a los lectores que no tienen la culpa.
Y quiero dejar claro lo que pienso. Hay jóvenes con el kale borroka, que luego pasan a ser etarras en todo su esplendor asesino. Pero también hay quienes simpatizan con ellos y ayudan dentro de sus posibilidades, pero eso sí, sin mancharse las manos de sangre. Y luego otros que saben dónde están, quienes son, pero “no quieren meterse en líos”. Pues anda y que os den a todos por donde menos os guste. Y ojalá no haya ni humano ni divino que os perdone jamás lo que hacéis. No hay derecho. Sois simplemente unos asesinos, animales y salvajes. Mi deseo para todos menos para ellos.
SED FELICES.
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