Ceutí: Pepín Liria se exhibe con cuatro orejas y dos rabos

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Ceutí. Corrida de toros. Plaza portátil. Cerca de media entrada, en tarde de tremendo calor. Se lidiaron seis toros de Varela Crujo para Manuel Díaz, El Cordobés, (de marino y oro), dos orejas y dos orejas y rabo; Pepín Liria (de canela y oro), cuatro orejas y dos rabos, y Alfonso Romero (de catafalco y oro), dos orejas y rabo y dos orejas.
De amable se puede calificar la corrida de toros celebrada ayer en Ceutí, con un público festivo que concedió trofeos a diestro y siniestro. Los astados portugueses de Valera Crujo fueron noblotes aunque sin fondo, bajos de cabos, de escaso volumen y cómodos de defensas. Ante ellos la terna logró que el público se divirtiera. El primero, El Cordobés, que entiende estas corridas mejor que nadie. Le da fiesta a un público festivo. Se justificó con la capa en el que abrió plaza y aprovechó su nobleza para torear por ambos pitones con buena técnica, siendo las tandas de muletazos bien acogidas en la grada, que disfrutó cuando llegaron los saltos de la rana y los adornos. Paseó las dos primeras orejas de la corrida, a las que sumó los máximos trofeos del cuarto, un astado anovillado en el que estuvo dispuesto y profesional. Sufrió el corte en un dedo al entrar a matar.
Pepín Liria contó con el apoyo de los espectadores desde que recibió a su primero con la larga cambiada seguida de un buen ramillete de verónicas, rematadas con media y revolera. Lidió él mismo a este astado sin que interviniese su peón. Brindó al público una faena iniciada de hinojos como declaración de intenciones. Protestó el toro por el pitón derecho y pronto el diestro se echó la muleta a la zurda para ir sacando naturales dando tiempo al astado. Entre gritos de ¿torero, torero! finalizó de rodillas y mató de media estocada.
El quinto de la tarde tuvo movilidad y mucho que torear, salió rematando en los burladeros y comiéndose los capotes, pero se complicó tras el puyazo y una voltereta. Pepín volvió a brindar al respetable y comenzó su trasteo a media altura, ayudando al toro portugués. El final fue de traca, con su público entregado y el de Cehegín de rodillas, en su personal desplante a cuerpo limpio abriéndose la chaquetilla. Dos toros, cuatro orejas y dos rabos fue el resultado de su actuación.
Alfonso Romero también paseó un rabo, el del tercero de la tarde, al que recibió con suavidad, dibujando siete verónicas acompasadas y dos medias. Tras brindar al público comenzó su faena por alto, saliéndose a los medios donde firmó una tanda con la diestra acariciando las embestidas, siguió con esa mano y luego con la zurda, a media alturita, hasta que se paró el bovino portugués, recorriendo el torero murciano a los pases rodillas en tierra. Sus dos primeras verónicas al último toro del festejo dieron muy bien son, al igual que un esperanzador principio de faena que parecía albergar más. No pudo seguir demostrando su calidad, al apagarse su oponente. Su disposición le sirvió para que el público le pidiera las dos últimas orejas de esta amable corrida pese a que mató mal.
Nota: En la foto vemos a Pepín Liria en una faena de capote, ayer en la Plaza de Toros de Ceutí.